28 de febrero de 2011

Febrero

Siempre es un mes importante para mi. Muchos días señalados para el mes más corto del año.

El 4, el día del cumpleaños de mi hermana, este año me ha dejado más huella que los otros ya que mi pequeña sister se hacía mayor. 18 años ya. ¡Cómo pasa el tiempo! Siempre recuerdo lo mucho que he disfrutado con mi hermana cuando éramos unos críos. Luego supongo que entró en una edad tonta, o entré yo, o fuimos ambos, el caso es que hasta hace una temporada me he sentido más alejado de mi hermana, aunque ahora creo que volvemos a estar muy bien. Se hace mayor... y no me he dado cuenta realmente hasta que ha llegado esa edad clave.

San Valentín, 14 de febrero, en realidad no debería ser un día especial y menos aún para mi. Pero acaba siendo un día que cambia mi rutina solo por lo negativo que aporta a mi monotonía. Toda esa gente que se queja de que San Valentín es puro consumismo... ¿Y Navidad no? Pero todo el mundo la celebra con muchas ganas, igual que Nochevieja. ¿Qué hay de malo en poner de acuerdo una vez al año a toda esa gente que no tiene entre sus virtudes ser detallista para que al menos le den una alegría a sus parejas? No entiendo por qué la gente se queja de algo que no hace daño a nadie. Y luego por otro lado, todas esas parejas que se demuestran lo mucho que se quieren, pues me recuerdan lo solo que estoy en ese sentido. El caso es que este día tan tonto, acaba afectándome.

Menos mal que luego pronto llega mi cumpleaños. El 17 de febrero. Comparto día con el considerado mejor jugador de baloncesto de la historia, "His Royal Airness", el señor Michael Jeffrey Jordan. Y además este año alcanzaba el número mítico de dicho jugador, el 23. Recuerdo cómo creía que me irían las cosas con 23 años: con trabajo, viviendo solo, con un coche nuevo... Es muy frustrante ver que no, que sigo siendo un fracasado y que en el horizonte no se ven atisbos de que vaya a cambiar mi situación. En fin.
Y para rematar, este año, no quería celebrarlo ya que el pasado no fue muy bien que digamos, pero decidí hacer un esfuerzo y aprovechar que había fiesta de superhéroes en el Gotham (ya os hablaré otro día de mi aficción a los superhéroes, aunque por la cabecera es fácil de adivinar, y del Gotham, "mi casa") y así hacer como todo niño americano y pasar mi cumple embutido en las apretadas mayas de un héroe. Pero en qué momento se me ocurrió. Por los jaleos del disfraz y compromisos, al final me stressé de sobremanera, le hice un feo a mis amigos al faltar a donde habíamos quedado previo a la fiesta, me falló mucha gente y para colmo la fiesta en el bar fue un poco desastre. En fin, y es que se cumplió una de las máximas en mi vida: Cada vez que me ilusiono mínimamente con algo/alguien, debe irse todo al traste.
Pero como todo siempre tiene su lado positivo, puedo sacar que mis mejores amigos estuvieron ahí, demostrandome que lo son como siempre. Y una personita que se coló por la face en el cumple, pero que me alegro que se uniera a la party. ¡Ah, si! Y se me olvidaba, que me disfracé de uno de mis superhéroes favoritos, el Capitán América.


Y para acabar, el 27, el día del fallecimiento de mi abuelo Francisco. Me gustaría tanto tenerle aquí, no sólo por ser mi abuelo, sino porque era un ser humano excepcional. No tengo excesivos recuerdos porque yo era un crío cuando ocurrió, pero cada vez que le recuerdo me invade una sensación de cariño y bondad.
Recuerdo cosas sueltas, detalles, como por ejemplo, estar los dos en la puerta de mi tienda mirando el cartél de los helados y preguntarme mi abuelo:

-¿Cuál te gusta?
-Este, este, este...
-...Y oeste.

Y a mi me daba la risa. Es una tontería, pero lo recuerdo siempre.
O venir a visitarme un domingo por la mañana que estaba malito en la cama y traerme una palmera de chocolate. O cada año, en la mañana de Reyes, venir a ver que me habían traido los Reyes Magos, a pesar de que luego le íbamos a ver cuando fueramos a comer todos a su casa, él siempre venía a verme antes.

También recuerdo la última vez que le vi, después de que le dieran el alta del hospital, ir a verle a casa y verle tan apagaillo. Si hubiese sabido que sería la última, le habría abrazado con todas mis fuerzas para que supiera lo mucho que le quería.
Creo que si hoy siguiese aquí, de mis cuatro abuelos, sería al que más unido estaría. La verdad es que me encantaría saber que pensaría sobre mi, que concepto tendría de su nieto. Aunque realmente pienso que mi abuelo, no sé si orgulloso de mi, pero que si estaría muy de acuerdo con mi forma de ser y vivir.

Voy a dejar el tema de mi abuelo, porque estoy francamente emocionado.

Pues esto está siendo mi febrero (que aún queda un día escaso para acabarlo).

Sé que para empezar este nuevo blog quizás es una entrada algo tristona, pero supongo que lo más reciente de mi vida ha sido así, con más bajones que subidas. Pero ya habrá entradas más amenas y jocosas dignas de un anormal de mi categoría. El que me conozca ya lo sabe... y el que no me conozco, debería empezar a hacerlo.

Hasta la próxima, mangurrianes.


Consejo del día: Si estando por ahí, algún desconocido os pregunta la hora, respondedle amablemente: "¡¡¡Veste a tomar por culo, joputa mendiga-horas!!!". Porque no está bien que se aprovechen del gasto que habeis hecho vosotros en un reloj. Que se compren uno. Que al fin y al cabo, es casi como robaros a punta de pistola. Este es mi consejo del día.