26 de diciembre de 2012

Demasiado

Lo único que se oye es mi propia respiración, a la que estoy tan acostumbrado que podría obviarla. Silencio. En esta casa no hay un sólo reloj analógico. No se escucha pasar el tiempo. Lo echo de menos. Echo de menos demasiadas cosas. Pero, sobre todo, la echo de menos a ella. Demasiado.

Todo fue demasiado rápido. Coincidíamos en demasiadas cosas. Se metió demasiado en mi cabeza. La entendía demasiado. Me entendía demasiado. Demasiado complicidad para el tiempo en que nos tocó jugar. Demasiada precipitación. ¿Por mi parte? ¿Por la de ambos? No importa. No es demasiado importante. Ella si lo era. ¿Lo es? Lo es. Es demasiado...

Demasiado buena para ser verdad.

Me está costando demasiado levantarme esta vez. De hecho, no me estoy levantando. No puedo. Estoy demasiado cansado. Demasiado dolorido. Demasiado roto. Supongo que no quiero recuperarme de esto aún, pues estoy dispuesto a esperarla. O simplemente, a olvidarla. Quizás me cueste demasiado tiempo. Ella se convirtió en mi reloj y ahora vuelvo a vivir sin horarios. O estoy en la hora de no vivir.

Demasiadas vueltas a algo que no tiene solución.

Demasiados "demasiado".

Y lo único real, es que todo es insuficiente ahora mismo para hacerme feliz, pues me falta ella.