5 de marzo de 2012

Instante

Nunca serás más bonita que aquella mañana, en la que yacías en mi cama, desarropada, sin las sábanas que por la noche fueron nuestro abrigo cubriendo tu preciosa figura, como el regalo más hermoso que jamás pude recibir.

Ese momento en que mis ojos paseaban por cada milímetro de piel que mi lengua ansiaba recorrer. En que mis labios deseaban volver a probar el tacto y el sabor de los tuyos. En ese, en que mis manos temerosas, dubitativas, impacientes, cálidas, anhelaban acariciarte.

Nunca serás más bonita que en aquél segundo en el que por primera vez, hiciste que no sintiese dolor. En el que por primera y única vez, fui totalmente feliz.

Nunca serás más bonita que en instante que fuiste mi corazón.

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